por Flavio Dalostto,
Oiquiaraxáiq
Las gentes del Mundo confunden los conceptos de BIEN y de JUSTICIA; pero para los Hijos de Qom no hay confusión en este aspecto. La Justicia es el Equilibrio de la Fuerza Nogüét, donde cada cosa está donde debe estar y donde cada ser recibe lo necesario para existir plenamente. Pero este Mundo, está gobernado en gran medida por el Payáq Satanáj y sus servidores. Los gobiernos humanos, más allá de ciertas individualidades, pertenecen al Sistema de Cosas que alienta el Payáq. Las injusticias son Payáq, son desequilibrios en la Fuerza que traen angustia, tristeza, sufrimiento y desesperación. Un pajarito caído del nido, una persona enferma, alguien asustando, un bosque arrasado, una guerra, todo eso pertenece a Payáq, el Mal, la ruptura de la armonía que debe Ser. El Bien es un esfuerzo, una torción de la historia, un empuje desde el Mal hacia la Justicia, una restauración de la tranquilidad en la Fuerza. El Bien se alimenta del Mal para poder establecer la Justicia. Esto es un concepto dificil de entender para los afiliados a las iglesias fijas, esas iglesias que tienen secuestrado a Jesús-Mesí, el Dueño de la Tormenta, no solo dan Bien por Mal y Mal por Bien, sino que no entienden que Bien no es lo mismo que Justicia. El Bien es el mendigo del Nogüét. Cada vez que hacemos el Bien, y el orgullo nos quiere hacer sentir pagados de nosotros; debemos recordar que lo que hacemos es una restauración, una devolución hacia el Nogüét por el cual somos y sin el cual nada es. Un pago hacia el Gran Dador que nos da sin mezquinar porque Él no es varón ni tienen ombligo para arrepentirse. Cada vez que hacemos el Bien nos aliamos al Nogüét y colaboramos con su obra. Por eso Qad'ta'á dice "Cuando haces el Bien y buscas las Justicia YO me expando en el corazón del Universo y multiplico mis Obras".
Cada vez que hacemos un favor noble, cuando ayudamos a alguien en apuros, cuando nos esforzamos por la Paz, el Nogüét siente nuestra sincera colaboración y nos da su protección. Somos Uno con Él.
Un médico o un pioxonáq (chamán) puede realizar su bien, porque antes algo ha sembrado el Mal, la Señora Nalolxá-Late'é (La Madre de la Enfermedad). Por eso no puede sentir que él lo ha hecho. Debe agradecer al Nogüét el haberle dado la oportunidad de pagar y devolver. El que hace el Favor es el Favorecido. Las múltiples oportunidades que el Mal siembra, nosotros las cosechamos en Bien para restaurar la Justicia, que es el estado donde todo debe Ser y Estar. Cada vez que puedes hacer el Bien debes saber que ese Mal o ese desequilibrio te ha sido regalado a ti, como un favor inmerecido para que crezcas en tu condición de participante en la Creación y recreación del Mundo.
Un pájaro caído del nido es un desequilibrio en la Fuerza. Si lo recoges y lo cuidas restauras la Fuerza. Si un gato viene y lo come, también restaura la Fuerza. Si agoniza tirado es el Mal. El sufrimiento es el Alma del Mal, debemos evitarlo para nosotros y para los demás, para cualquier cosa y criatura. Ese es un camino puro hacia la Justicia.
El Universo mismo se originó en un Fango donde batían sus alas los murciélagos eternos. Pero de ese Fango, del corazón de esa putrefacción universal, algo se rebeló contra ese destino de Oscuridad. El Espíritu de la Fuerza Nogüét surgió rebelde e iluminada y desde allí venimos nosotros. Por eso el Mal nos tracciona, se nos cuela en los pensamientos, en los sentimientos, en las emociones y en las acciones. Nuestra primera Raíz nos llama; pero el Nogüét nos redime en su Justa rebeldía y nos empuja a ser libres. Ese deseo de Libertad y Justicia es lo que llamamos Amor.