Flavio Dalostto
Los lule huyen al Bosque Profundo.
Y en ese tiempo, los lule eran esclavos de los españoles, en la ciudad de Esteco; y los españoles los maltrataban cruelmente. Y éstos separaron a las familias paisanas (apartaron al hijo de la madre, y al esposo de la esposa, y a la hija de su padre), y obligaron a las muchachas para que los contenten sexualmente, y a los hombres y a las mujeres los hicieron trabajar duramente (a cambio de nada), hasta que se enfermaban y se morían por montones, los paisanos.
Y los curas de Qat consolaban a los paisanos, y les decían: -¡No importa que sufráis, hijitos, la crueldad del malvado español; pues en la vida después de la muerte, ciertamente, Jesús-Jeobá os compensará con gran alegría!
Y pensaba la gente lule: -¿Cómo nos compensará Jeobá, siendo que también es un dios chiquito atrapado en un palo por los españoles, un dios morador de las iglesias fijas?
Entonces, hubo algunos lule que se dijeron: -¡Huyamos al bosque profundo, al país chaqueño, a fin que quedemos en la vida! ¡Es muy mala la gente española, la asesina de las naciones!
Y huyeron aquellos lule, en el secreto de la noche, y ciertamente vinieron al bosque profundo, y fueron libres, y moraron cerca del río Bermejo, en el dominio de los Hijos de Qom.
Y se trajeron la estatuita de Jesús-Jeobá, pues se dijeron: -¡Pobrecito el dios de los extranjeros! ¡Ciertamente sufre clavado a un palo, encerrado en la casa de los curas de Qat! ¡Vamos nos Jeobá con nosotros, y de esta manera serás libre!
Y los paisanos desclavaron a Jesús-Jeobá, y le quitaron su sombrero de espinas.
Y de este modo, huyeron los lule, de los españoles de Esteco. Y se trajeron la estatuita de Jesús-Jeobá; pues no querían que el dios de los extranjeros siga sufriendo (y los españoles lo tenían clavado a un palo, con chorro de sangre y con cruelísimo sombrero de espinas).
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