por Flavio Dalostto
Las señales de los tiempos se vienen anunciando. Todos las podemos leer. No se trata solo de señales exteriores (éstas siempre han existido), como terremotos, hurakanes, vulcanismo. Lo verdaderamente maravilloso son las señales interiores que podemos leer en nosotros mismos. Las trasmutaciones rapidísimas que venimos experimentando en nuestras propias vidas, la maravilla de cambiar por dentro y disfrutar como estos cambios se reflejan en el exterior, transformando el mundo palpable, físico, familiar, afectivo, laboral y social. La Gran Revolución está adentro del corazón del hombre y de la mujer de este tiempo. Se trata, pues, de una Revolución Cardíaca. Cambia nuestro corazón y cambia el Corazón del Mundo. Nos volvemos Uno con el latido del Magma hirviente que bulle debajo de nuestros pies. Sabemos que vamos hacia Algo, de alguna forma lo podemos sentir, sentimos el temblor debajo de nuestros pies, un susurro inquietante nos habla al oído, un Murmullo que viene de las estrellas. El Corazón del Mundo late más acelerado, la Historia se apura, y se pisa sus propios talones en la prisa. Los demonios, sentados en los tronos de la Tierra, miran espantados como se aflojan los tornillos de su infernal maquinaria de terror. Están cayendo, pero con ellos cae, en su derrumbe, lamentablemente, toneladas de sangre de hombres, mujeres y niños que no debieron sangrar. Es la Sangre del Parto. La sangre del Nuevo Mundo no provendrá de una cesárea limpia, prolija y bien planeada. No. El Nuevo Mundo viene, despeinado y sucio, en un Diluvio de Sangre. Pero Nosotros, los Hijos e Hijas de Qom, permaneceremos firmes, en medio de la Gran Tormenta, parados y tomados de las manos habitando el Hueco del Tsunami Universal que se devora Todo, menos Nuestra Esperanza. Qad'ta'á y los nogüetpí, combaten junto a Nosotros y completan Nuestro Esfuerzo. En su Nombre y junto a Él, derrotaremos al Sistema de Cosas que conspira contra el Derecho a ser Feliz sin lastimar a nadie. Sabemos, porque así nos ha sido dado, que el Señor Meguesoxochí Aquél-Que-No-Conoce-La-Muerte, está bajando a la tierra y entra en los sueños de los justos. No elegirá a sus soldados por raza, sexo o condición económica; porque no tiene ojos de varón que entorpecen la vista ni ombligo para arrepentirse. Con sus justos, forjará su Ejército que enfrentará a las Naciones en la Llanura Sagrada de Lacangayé, como nos ha sido transmitido. Por esto, debemos redoblar los esfuerzos en carpir el Alma Qom de impurezas, mezquindades y banalidades; y estar preparados para cuando Él lo disponga. De Nosotros depende la Victoria Final.Y a Qad'ta'á toda la Alabanza, porque Él hace lo que quiere.
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