Formosa no es diferente de otros estados provinciales argentinos, donde unas pocas familias mantienen el dominio de casi todo. Corrientes, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y otras. Dominio que mantienen, lógicamente a través de una entramado territorial, económico y político hilado desde hace siglos o décadas. Formalmente son estados democráticos en el sentido "liberal"; pero en la realidad son países feudales, donde los pocos tienen todo y los muchos tienen nada, con sus consecuencias de servilismo, enfermedad, hambre, ignorancia y genocidio. Esta estructura injusta, que arranca desde la conquista española o desde la conquista de esos territorios por los estados de la oligarquía, es la responsable de los exilios étnicos y campesinos históricos e ininterrumpidos desde hace siglos, que en Argentina dieron origen entre otros a los "cabecitas negras" de 1945, en su mayoría descendientes de indígenas destribalizados y corridos de sus tierras. No es casual que haya un millón de correntinos en Corrientes, pero 1 millón fuera de esa provincia. No es casual que haya un millón de santiagueños en Santiago, pero otro millón fuera; ni que haya familias tobas en Punta Alta (cerca de Bahía Blanca).
Desde el INAI nacional y desde los departamentos indígenas provinciales (cualquiera sea su pertenencia partidaria) se promueve a dirigentes indígenas sumisos y se premia a aquellas comunidades o grupos que "no molestan", que aceptan reivindicaciones de tipo "simbólico" o un puñado de hectáreas de dudosa productividad. Pero cuando aparece, en ese universo algún lider o comunidad cuyas aspiraciones estructurales o de territorio, rompen con el esquema aceptable por los gobiernos, se lo niega, se lo cansa, se le bloquean los programas y ayudas, desaparecen las becas para auténticos estudiantes y se las entregan a aquellos que jamás pisaron una escuela, pero "no molestan". Esta es una falla grave en el funcionamiento del Estado Nacional y provinciales. En suma, se promueve a dirigentes inútiles, corrompibles, dependientes y folklorizados como grandes líderes ante la sociedad; y se ataca a aquellos que producen, que no se venden, que no necesitan ponerse plumas en la cabeza y que aspiran a una verdadera autonomía para sus comunidades.
Es evidente, que por favores o por miedo, gran parte del Pueblo Formoseño e indígena mantiene su apoyo al gobernador Insfrán. Eso no lo podemos negar, y no podemos caer en el autoritarismo de meternos en la conciencia de cada persona y decirle como debería votar. Eso sería reemplazar un paternalismo por otro. Lo que sí podemos hacer es denunciar lo que está mal y señalar lo que para nosotros estaría bien. El trabajo, para que de frutos permanentemente debe ser desde Abajo y desde Adentro, de desarrollo de la Conciencia. Nada se logrará únicamente si renunciase Insfrán o si lo interviniesen; porque la estructura feudal que domina Formosa no es un individuo, sino una cofradía. Y simplemente, se terminaría cambiando un personaje engorroso por otro mas prolijo.
Ahora, es evidente que el sector que lidera Félix Díaz, sin desmerecer las luchas más silenciosas o más lentas que llevan adelante otros sectores indígenas, es, por así decirlo, de una fortaleza mayor en la exigencia de sus derechos de tierras, y por esto mismo molesta. Molesta a tal punto, que ya es innegable la feroz persecución que sufre la familia de ese dirigente, durante más de un año, simplemente por enfrentarse al poder provincial cuya cara visible es Insfrán. Los poderes institucionales deben garantizar la vida y la libertad de la familia de Félix Díaz, al igual que la vida y la libertad de cualquier formoseño. Insistimos con la necesidad de que deben ser los formoseños quienes se comprometan por esta situación, porque aunque escuchamos pedidos de que el gobierno nacional intervenga a la provincia, esto solo se puede hacer constitucionalmente por dos causas, para repeler una invasión extranjera o por estar en peligro el sistema republicano de gobierno. Y aunque sabemos que Formosa está invadida desde 1880 o su republicanismo es solo formal, ninguna de las dos razones se aplica aquí para la Ley Argentina. Más allá de este corcé legal, nada impide a la presidenta de la Nación, a los legisladores y a los fiscales de la Nación, reclamar fuertemente a Insfrán la salvaguarda de las vidas de esos aborígenes que viven en verdadero peligro de muerte. Las autoridades nacionales e incluso otros gobernadores deben romper en este mismo momento la inercia sobre este tema, y no mirar para el costado solo porque afecta directamente a unas pocas familias, irrita a un aliado político coyuntural y no redituará votos.
La vida de esas familias están en peligro real. Está indefensos frente a los mercenarios de los ganaderos, quienes quieren que se mueran de miedo o a balazos. El estado de terror en que viven los tobas de Féliz Díaz debe concluir. El triunfo de Famatina ilumina el Camino. Solo los riojanos (con la ayuda de muchos no riojanos) le torcieron el brazo al gobernador Beder Herrera. Solo los catamarqueños destronaron a Saadi. Solo los santiagueños desbancaron a los Juarez. Del mismo modo, podemos apoyar, difundir y denunciar lo que sucede en Formosa, pero se necesita a los formoseños para avanzar de verdad.
Flavio Dalostto,
Oiquiaraxáiq
y la lucha de la nación qom del chaco, no dicen nada sobre la dudosa muerte de Martires López.
ResponderEliminarInformalo aquí por favor. Abrazos!
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