de Flavio Dalostto
Mosé y las ranas.
Entonces, Qad'ta'á dijo a Mosé: -Ve y dile al Malqo "Deja ir a mi Pueblo a agradecerme en el desierto salino, o traeré sapos y ranas sobre Tiaguanaco en tanta cantidad, que el pueblo dormirá con ellas en su cama".
Y fue Mosé, y le dijo al Malqo, la palabra de Qad'ta'á; y subieron ranas y sapos sobre toda la Tierra andina, y en todas las ciudades del Malqo.
Y Sapo-Late'é (la Madre de las Ranas), las multiplicaba en el río, en el lago y en el estanque.
Y subieron las ranas y los sapos en tanta cantidad, que taparon toda la Tierra.
Y el Malqo, mandó a sus pioxonaqpí y oraloiqpí que imiten lo que hizo Mosé, pero no pudieron.
Entonces, el Malqo llamó a Mosé y Tauaquín, y les dijo: -Orad a Qad'ta'á para que quite las ranas y los sapos de Tiaguanaco, y dejaré ir a vuestro Pueblo a agradecer a Qad'ta'á, en el desierto salino.
Y le dijo Mosé: -Mañana, Qad'ta'á quitará las ranas y los sapos de la Tierra; para que sepas quién es el rey de los dioses.
Y Naraxanáq-Aló (La Mujer Serpiente) abrió sus piernas, y salieron víboras de su vagina, y se desparramaron en la Tierra. Y las víboras comieron a las ranas y los sapos del Ande, y descansó la Tierra.
Y la gente andina se escondía en sus casas, a causa de las víboras.
Pero como tuvo respiro, se endureció más el corazón del Malqo, y no torció su pensamiento. Y prohibió la salida de los Hijos de Qom y las tribus.
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