martes, 19 de abril de 2011

OAJERQAIQUÍN Y EL PODER DE LA MIEL: TOMO 2 DE "HISTORIA SAGRADA DEL PUEBLO QOM EN EL PAÍS CHAQUEÑO"

de Flavio Dalostto

Los españoles santiagueños cosechan miel en la selva. El poder de Oajerqaiquín.

Y en ese tiempo, los españoles de Santiago recorrían la Selba-del-Fierro (y ésta estaba a cien leguas de la ciudad Santiago), cosechando miel y cera por montones. Y vendían estos productos económicos, en el resto de las ciudades españolas, haciendo negocio comercial.
Y en ese tiempo, se metió Lobato por el adentro de la selva santiagueña, para buscar la miel; más fue el Sachayój y lo mató, y quedaron sus hijos en la vida.
Entonces, fueron los abipón, y se trajeron los hijos de Lobato, y los criaron entre los Hijos de Qom.

Más, se enteró Oajerqaiquín, Capitán de los abipón naqaiqueterjé, y se dijo: -¿Cómo está haciendo negocios, Español, con la miel y la cera de la Tierra de Nosotros, que Dapíq-Lta’á nos delegó para su disfrute y cuidado?

Y entre los españoles, estaba Lisondo con sus esclavos negros, cosechando la miel y la cera. Y resulta que Lisondo era el más valiente de los soldados españoles en toda la Tierra americana. Y no hubo más valiente que él, ni antes ni después.
Y se fue a beber agua en una laguna, ese Lisondo. Y se le apareció un jinete abipón, con una gran lanza y toda la cara pintada de negro (y esto, era un signo evidente de guerra).
Entonces, salió corriendo ese abipón para avisarle a Oajerqaiquín. Y tuvieron miedo los españoles y los negros, que estaban en la Selba-de-Fierro; más, les dijo Lisondo: -Tranquilos, compañeros, nada pasa, sigan cosechando la miel y la cera.
Y cuando pasó un rato, aparecieron por todas partes los guerreros de Oajerqaiquín, todos con lanza de guerra y las caras pintadas de negro (signo inequívoco de actitud peleadora). Y los paisanos empezaron a matar con lanza a los españoles y a los negros. Y a muchos de éstos, los degollaron, es decir, les cortaron las cabezas a fin de adornar sus toldos.
Y entraron a la casa de Lisondo, y éste peleó (porque era de los valientes); más lo mataron a lanzazos, y quedó todo su cuerpo roto en el suelo.
Y quedaron algunos españoles y negros, en la vida, y huyeron sobre caballos, de a tres y de a cuatro, para mantenerse y durar, y gritaban aterrorizados. Y algunos llegaron a sus casas. Y su gente los llamó “los-fantasmas”, pues era muy lamentable su situación.

Entonces, Oajerqaiquín se paseó por el campamento que había sido de los españoles mieleros, y mandó traer toda la miel y toda la cera (y era mucha), los caballos y las mulas, hachas, herramientas de hierro por montón, y ropa en abundancia, y los barriles.
Y estaban muy felices, los abipón, pues se habían vuelto ricos económicamente; más los españoles lloraban su amargura, pues eran pobres.

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