por Flavio Dalostto
Oiquiaraxáiq
En la tradición de los Hijos de Qom, así como existen varones que pierden su condición humana para transformarse en monstruos (ver artículo "Simialché y la pena de muerte en la cultura Qom"); también existen mujeres que voluntariamente dejan de ser persona humana y adquieren una condición monstruosa. Los antiguos qompí, ante estas situaciones gravísimas y ante la ausencia de un sistema carcelario como el actual del Sistema de Cosas imperante, ponían fin a esa vida terrorífica, salvando del Horror a un mismo tiempo, a la Comunidad y a la propia asesina.
Para ellos, no era una ejecución basada en el odio, sino en el sentido común. Lo consideraban un acto de justicia y redención, ante una actitud irremediable e irreversible. No era la mejor solución, porque no se salva la Vida, matándola; pero se decidían por el mal menor y lo que consideraban más justo. Cabe recordar que en la antigua Civilización Qom, no se consideraba iguales al "Bien" y a la "Justicia". El primero es la satisfacción de todas las partes ante una situación conflictiva, la Segunda es la satisfacción de la mayoría. Una decisión justa puede no conformar a todos, una decisión buena es la mejor porque a todos da satisfacción; pero en el mundo de los humanos, esto suele ser difícil de conseguir.
Volviendo a aquellos que abandonan su condición humana para adquirir la de un monstruo, Nsoe era una mujer Qom que vivió hace millones de años, cuando la humanidad tal cual la conocemos (los llamados "Homo Sapiens") iniciaba su existencia en este planeta. Nsoe tenía marido e hijos. Un día, los esposos decidieron ir a recolectar loritos, pichones de loro al monte, para cocinarlos y comerlos. Mientras el marido se subía a un gran algarrobo lleno de nidos y sacaba los pichones de loros, los iba arrojando abajo para que los fuera recolectando su mujer que estaba al pie del árbol. Pero, a medida que Nsoe iba abarajando los loritos, en vez de guardarlos en la bolsa, se los iba comiendo crudos. La mujer estaba con la menstruación, es decir que tenía sangre abajo (en la vagina) y sangre arriba (en su boca). La Ley de Nogüét prohibe a la mujer menstruante ir a recolectar al monte; porque establece precaución contra los desórdenes hormonales femeninos.
La cuestión es que la esposa siguió comiendo los pichones vivos y crudos, con lo que rompió los reglamentos divinos. Entonces, empezaron a crecerle las uñas en forma desmesurada, adquiriendo forma de garras, y se incrementó su fuerza, y se nubló su mente. Nsoe, transformada en monstruo hizo que el marido baje del árbol. Él la sintió rara, pero bajó igual. Entonces, la Nsoe lo mató y lo descuartizó. Comió una parte de su marido y lo que sobró lo metió en la bolsa. Al volver a su aldea, los hijos le preguntaron por el padre, pero ella dio evasivas y les contestó de mala manera. Ellos supieron que esa no era su madre, sino un ser diferente y tenebroso. Cuando ella se descuidó, espiaron en la bolsa y encontraron la cabeza y las piernas de su padre. Los hijos se escondieron, y ella mató a un par de vecinos y comenzó a devorarlos, porque su hambre se vuelve incontenible, y solo encuentra alivio y gozo en el asesinato de las personas.
La gente de la aldea de Nsoe huyó despavorida; porque su fuerza era incontenible. Ella, al encontrar la aldea desierta, se fue a otros dos parajes cometiendo más asesinatos, y la gente también huyó de allí.
El Pueblo recurrió a un pioxonáq (un chamán), que les dijo que la fuerza de Nsoe residía en sus uñas descomunales. Que había que cortarle las uñas, pero desde la raíz, o sea que tenían que cortarle los dedos, si querían detenerla.
Prepararon fuertes sogas con fibras de Palo-Borracho y preparándole una trampa, lograron enlazarla de los pies y dejarla colgada de un árbol. Se acercó el Pioxonáq y con un machete le cortó todos los dedos. Nsoe gritó de dolor y la monstruosidad que tenía se neutralizó. Por unos momentos ella recobró su mente humana y antes de morir, reconoció a sus hijos. Les pidió que no la recordaran con odio y que la enterraran apropiadamente.
Ella quedó así colgada, como muerta. Pero la gente no se animaba a bajarla ni a desatarla, por temor a que todavía quedara algo de su fuerza. El Pioxonáq habló con una mosca y le pidió que verificara el fallecimiento de Nsoe. El insecto penetró en una de las fosas nasales de la nariz y salió diciéndole al Pioxonáq "Está muerta".
Entonces, la desataron y bajaron. Luego, la enterraron apropiadamente.
Al tiempo, en el lugar, donde habían enterrado a Nsoe, brotó una planta, y ésta es la planta de Tabaco. El Tabaco conservó algo del espíritu monstruoso de Nsoe, y es por eso que el tabaquismo devora a la gente, provocando cáncer de pulmón y otras graves enfermedades. Es Nsoe que sigue matando y comiéndose a los humanos.
La sabiduría de la Antigua Civilización Qom no preveía la cárcel para las nsoes y simialché, porque habían abandonado voluntariamente su condición humana. Y porque creían en la inutilidad de encerrar al Terror. La ejecución de Nsoe fue, para ellos, un acto de piedad hacia el propio monstruo y de responsabilidad hacia el resto de la Comunidad.
Ayer nomás, nos enteramos de la libertad provisional, de "salidas transitorias", para los ex-represores santafesinos de la última Dictadura Cívico-Militar Argentina (1976-1983), según nos informa el diario "El Litoral" del día 6 de enero de 2012: " Los beneficiarios de la interpretación que hicieron tres conjueces, que computaron doble el período de detención antes del juicio oral, son el ex juez federal Víctor Brusa, la ex carcelera María Eva Aebi y el ex agente secreto del D2 de la Policía santafesina, Eduardo “El Curro” Ramos.
La resolución fue firmada por el juez paranaense Roberto López Arango y los abogados locales Carlos Renna y Andrea Alberto de Creus, mientras que el fiscal general, Martín Suárez Faisal, se opuso a esa decisión judicial.
El representante del Ministerio Público adujo que se manifestaba en contra del beneficio “teniendo en cuenta la gravedad de los hechos atribuidos, la modalidad de su ejecución y la extensión del daño causado”.
Los conjueces le otorgaron a Brusa el beneficio para “afianzar y mejorar los lazos familiares y sociales”, a través de salidas transitorias en el domicilio del imputado, en el barrio Sur de la capital santafesina.
Para Ramos y Aebi el beneficio será quincenal con una duración de 24 horas la primera vez, y de dos días la segunda, sin custodia de personal policial o penitenciario.
Ramos, Brusa y Aebi fueron condenados el 22 de diciembre de 2009 a penas que fueron entre los 19 y los 23 años."
Tal vez sea tiempo de recuperar nuestra Herencia Qom, y vivir según la Ley de Nogüét, los reglamentos dados por Qad'ta'á a los humanos, para que tengan una vida buena y próspera. De otro modo, la humanidad se encamina hacia su propia disolución.
Asi es la humanidad se encamina hacia su propia disolucion....no cabe duda!!! Namaste
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